por: Naitsir Y. Westerband Muñoz
Este
filme se puede ver claramente como el puertorriqueño, en su afán de una mejor
calidad de vida emigra a Nueva York. Durante toda la vida hemos escuchado del
famoso sueño americano. El
puertorriqueño, siempre ha vivido con esto en mente y la triste realidad es que
actualmente hemos perdido un número significativo de profesionales, los cuales
se educan aquí pero por falta de empleo o por la paga prefieren irse al
extranjero. Cabe destacar que el
americano, tiene un concepto negativo del puertorriqueño pues entienden que no
van en busca de empleos, sino en busca del “mantengo”, o sea de ayudas para
vivir bien sin tener que trabajar. Por
otro lado, hay otro grupo de puertorriqueños que van al extranjero en busca de
mejor condición de salud, pues entienden que los mejores médicos están en
Estados Unidos o son americanos.
La
historia comienza, un 20 de diciembre de 1960 en el Aeropuerto Internacional de
Isla Verde en San Juan, Puerto Rico. Ese
día, un grupo de puertorriqueños se encuentran para realizar lo que conocen
como el sueño americano. Históricamente,
los puertorriqueños tratando de economizar, buscan el vuelo más económico que
usualmente es de noche o en la madrugada. Faustino Román, personaje muy bien
interpretado por José Luis “Chavito” Marrero (QEPD), es ese típico padre el
cual piensa que no importa donde se encuentre la familia, la opinión de todos
es importante. Por otro lado, vemos el
orgullo ejemplificado por Dominga, personaje que interpreta Gladys Rodríguez,
la cual toda la vida le han dicho Minga, sin embargo ahora que va para Nueva
York no acepta ese apodo.
El
personaje de Mateo, simboliza a estas personas que se la pasan pidiendo y
haciendo colectas para alguna condición, la cual no existe lucrándose así de
otras personas. Miguelina, la cual es
interpretada por Norma Candal, es el típico puertorriqueño que al salir de
viaje pretende llevarse todo lo que pueda dentro de sus maletas. Me llama mucho la atención, la escena en la
cual los puertorriqueños con guitarra en mano, forman una parranda en medio del
vuelo, sin duda alguna de que somos fieles a nuestras tradiciones. En el momento en que comienza la turbulencia,
comienzan los rezos y alabanzas, evidenciando nuestra fe cristiana. Durante el aterrizaje, algo muy típico de los
puertorriqueños, aplaudir al piloto por llevarnos sanos y salvos a nuestro
destino.
La
emigración de los puertorriqueños hacia Nueva York, entre 1950-1970 fue bien
marcada. La mayoría, era un grupo
compuesto de jóvenes con bajo nivel de educación, que iban a trabajar a las
fincas. Algunos que corrían mejor suerte,
aprendían rápido el inglés y lograban conseguir trabajo en algunas factorías,
cobrando un sueldo mejor. Otros
puertorriqueños, de igual forma migraban pero en busca de la vida fácil, pedir
ayudas económicas e inclusive compensaciones por accidentes provocados. En estos tiempos la emigración continúa, pero
en esta ocasión son profesionales bien preparados, buscando una mejor calidad
de vida.
Al
finalizar el filme, La Guagua Aérea, vienen a mi mente cosas muy importantes
que quiero recalcar. Comenzando por la
humildad y la sencillez con la que ese grupo de personas se aprestan a realizar
este viaje. La necesidad económica y
social, obliga a tomar decisiones drásticas en nuestras vidas. El sueño de una mejor vida o condición social,
lleva a muchas personas a abandonar su tierra. La perseverancia y la fe, son cualidades que
describen al puertorriqueño.
Esta
película, puede ser proyectada en el Puerto Rico actual. Hoy día, la emigración se ve diariamente con
nuestros jóvenes profesionales. Estados
como Texas, Florida, California entre otros, vienen aquí buscando talentos. Recientemente, la NASA compartió una
información en la cual se indica, que una boricua trabajó en la construcción de
una batería solar, la cual es utilizada con éxito en la Estación Espacial. También fue noticia, un niño el cual fue
trasplantado del corazón, siendo muy exitoso el procedimiento en Estados Unidos,
pero fue realizado por un médico puertorriqueño. Así las cosas, el famoso sueño americano para
algunos podría ser realidad, sin embargo, otros llevan toda una vida en los
Estados Unidos viviendo del “mantengo”. La
mayor aportación de esta película a mi entender es, ver cuán grande somos en la
humildad, en la defensa de nuestra cultura y tradiciones, en la religión, pero
sobre todo en la lucha por mejorar nuestra situación y calidad de vida.
“Puerto Rico, una nación flotante entre dos puertos de
contrabandear esperanza”
Luis Rafael Sánchez
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