miércoles, 22 de abril de 2015

Reseña: La Guagua Aérea

por:  Naitsir Y. Westerband Muñoz

Este filme se puede ver claramente como el puertorriqueño, en su afán de una mejor calidad de vida emigra a Nueva York.  Durante toda la vida hemos escuchado del famoso sueño americano.  El puertorriqueño, siempre ha vivido con esto en mente y la triste realidad es que actualmente hemos perdido un número significativo de profesionales, los cuales se educan aquí pero por falta de empleo o por la paga prefieren irse al extranjero.  Cabe destacar que el americano, tiene un concepto negativo del puertorriqueño pues entienden que no van en busca de empleos, sino en busca del “mantengo”, o sea de ayudas para vivir bien sin tener que trabajar.  Por otro lado, hay otro grupo de puertorriqueños que van al extranjero en busca de mejor condición de salud, pues entienden que los mejores médicos están en Estados Unidos o son americanos.
La historia comienza, un 20 de diciembre de 1960 en el Aeropuerto Internacional de Isla Verde en San Juan, Puerto Rico.  Ese día, un grupo de puertorriqueños se encuentran para realizar lo que conocen como el sueño americano.  Históricamente, los puertorriqueños tratando de economizar, buscan el vuelo más económico que usualmente es de noche o en la madrugada.  Faustino Román, personaje muy bien interpretado por José Luis “Chavito” Marrero (QEPD), es ese típico padre el cual piensa que no importa donde se encuentre la familia, la opinión de todos es importante.  Por otro lado, vemos el orgullo ejemplificado por Dominga, personaje que interpreta Gladys Rodríguez, la cual toda la vida le han dicho Minga, sin embargo ahora que va para Nueva York no acepta ese apodo.
El personaje de Mateo, simboliza a estas personas que se la pasan pidiendo y haciendo colectas para alguna condición, la cual no existe lucrándose así de otras personas.  Miguelina, la cual es interpretada por Norma Candal, es el típico puertorriqueño que al salir de viaje pretende llevarse todo lo que pueda dentro de sus maletas.  Me llama mucho la atención, la escena en la cual los puertorriqueños con guitarra en mano, forman una parranda en medio del vuelo, sin duda alguna de que somos fieles a nuestras tradiciones.  En el momento en que comienza la turbulencia, comienzan los rezos y alabanzas, evidenciando nuestra fe cristiana.  Durante el aterrizaje, algo muy típico de los puertorriqueños, aplaudir al piloto por llevarnos sanos y salvos a nuestro destino.

La emigración de los puertorriqueños hacia Nueva York, entre 1950-1970 fue bien marcada.  La mayoría, era un grupo compuesto de jóvenes con bajo nivel de educación, que iban a trabajar a las fincas.  Algunos que corrían mejor suerte, aprendían rápido el inglés y lograban conseguir trabajo en algunas factorías, cobrando un sueldo mejor.  Otros puertorriqueños, de igual forma migraban pero en busca de la vida fácil, pedir ayudas económicas e inclusive compensaciones por accidentes provocados.  En estos tiempos la emigración continúa, pero en esta ocasión son profesionales bien preparados, buscando una mejor calidad de vida.
Al finalizar el filme, La Guagua Aérea, vienen a mi mente cosas muy importantes que quiero recalcar.  Comenzando por la humildad y la sencillez con la que ese grupo de personas se aprestan a realizar este viaje.  La necesidad económica y social, obliga a tomar decisiones drásticas en nuestras vidas.  El sueño de una mejor vida o condición social, lleva a muchas personas a abandonar su tierra.  La perseverancia y la fe, son cualidades que describen al puertorriqueño.
Esta película, puede ser proyectada en el Puerto Rico actual.  Hoy día, la emigración se ve diariamente con nuestros jóvenes profesionales.  Estados como Texas, Florida, California entre otros, vienen aquí buscando talentos.  Recientemente, la NASA compartió una información en la cual se indica, que una boricua trabajó en la construcción de una batería solar, la cual es utilizada con éxito en la Estación Espacial.  También fue noticia, un niño el cual fue trasplantado del corazón, siendo muy exitoso el procedimiento en Estados Unidos, pero fue realizado por un médico puertorriqueño.  Así las cosas, el famoso sueño americano para algunos podría ser realidad, sin embargo, otros llevan toda una vida en los Estados Unidos viviendo del “mantengo”.  La mayor aportación de esta película a mi entender es, ver cuán grande somos en la humildad, en la defensa de nuestra cultura y tradiciones, en la religión, pero sobre todo en la lucha por mejorar nuestra situación y calidad de vida.
“Puerto Rico, una nación flotante entre dos puertos de contrabandear esperanza”
Luis Rafael Sánchez




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